La
silvicultura (del latín silva = selva, bosque, y cultura = cultivo) está referida al
cuidado y manejo de los bosques, cerros o montes y a las técnicas que se
aplican a las masas forestales para obtener de ellas una producción continua y
sostenible de bienes y servicios demandados por el mercado o por quienes hacen uso primario (combustible, alimentación, medicina, ritos culturales, etc.)
Estas técnicas
tienen como objetivo garantizar dos principios básicos:
a)
La persistencia en el tiempo y mejora de la
calidad de la masa vegetal y su uso múltiple. Para este fin el silvicultor
emplea diferentes tratamientos silvícolas en función de lo que quiera obtener,
sea madera, leña, frutos, etc.
b) Mantener y desarrollar la conservación del medio
ambiente y de la naturaleza, la protección de cuencas hidrográficas, el
mantenimiento de pastos para el ganado y el disfrute público de los bosques.
La
silvicultura origina una producción diversa y bastante diferenciada de la
agricultura, la misma que se puede dividir
1.
Producción directa: (maderable y no maderable):
productos inmediatos o materias primas como la madera, leñas, hongos, resinas, caza, entre
otras, etc.)
2.
Producción indirecta: productos mediatos o
externalidades positivas como la fijación de carbono,[i]
regulación del ciclo hidrológico, biodiversidad, etc.
Forman parte
de su campo el arte de crear o conservar un bosque, y la teoría y la práctica
de regular el establecimiento de una masa arbórea, su composición y desarrollo;
para ello se apoya en la geobotánica, ecología, edafología,[ii]
climatología y dendrología[iii]
entre otras.
Dentro de su
ámbito nos encontramos con la pascicultura, que es la ciencia que estudia las
técnicas necesarias para obtener una producción sostenible de los pastos; y, la
silvopascicultura o silvopastoralismo, relacionada con la primera, por ser la
gestión sostenible de las pasturas y los otros vegetales que son aprovechadas
por el ganado, de modo que unos son instrumento para la conservación de los
otros y viceversa, consiguiéndose un equilibrio vital para ambas formaciones,
en las que un exceso de ganado implicaría la imposibilidad de regeneración de
las pasturas, mientras que un exceso de los pastos supondría la pérdida
paulatina de calidad del mismo, llegando a convertirse en inservibles para el
ganado doméstico.
A la actualidad
existe una preocupación a nivel mundial por la ordenación sostenible de los recursos forestales y por eso existen numerosas iniciativas para fomentar la
elaboración de planes de ordenación forestal destinados a aumentar al máximo la
aportación de los bosques al logro de los objetivos socio-económicos y de
desarrollo, que además garantice la obtención de beneficios económicos y
financieros suficientes a los propietarios y usuarios de las tierras forestales, sin que ello comprometa la situación
actual y futura de los bosques. Por esto se considera a la silvicultura como
la clave para una ordenación forestal sostenible.
De esta preocupación
acerca del manejo y el ordenamiento forestal ha surgido dentro del sector
forestal un nuevo enfoque sobre esta actividad:
“La silvicultura, como
parte de la actividad forestal que se ocupa de la creación, desarrollo, reproducción,
cuidado y recolección de la vegetación forestal, tiene la difícil pero
fundamental tarea de facilitar las opciones biológicas y técnicas destinadas a
alcanzar los objetivos propios de la ordenación forestal. Sin una silvicultura
adecuada, resulta imposible lograr una ordenación forestal sostenible.
Parecería lógico que la silvicultura gozara de una atención privilegiada, tanto
dentro del sector forestal propiamente dicho como fuera de él. Sin embargo, en
algunos casos su importancia parece darse por sentada, mientras que en otros es
prácticamente abandonada.”
La
silvicultura tiene su origen en Europa central, cuando los señores feudales comenzaron a aprovechar sus bosques como
fuente natural de recursos para la construcción, para la actividad cinegética
(cacería). Pero como disciplina científica surgió a finales del siglo XVII, cuando en Alemania
se fundó la primera escuela de ingeniería forestal como resultado de la
necesidad de mantener los barcos de sus Armadas.
En el Perú
teniendo en cuenta que la explotación sostenible de los recursos forestales
renovables que incluyan prácticas de silvicultura, que no disminuyan el capital
biológico, pueden elevar el nivel de vida de la población rural y romper el
ciclo de pobreza y de degradación ambiental y que además proporcionar empleos
complementarios a la agricultura y generar puestos de trabajo, en estos lugares
donde las oportunidades de empleo son escasas.
Las primeras
experiencias de aplicar esta ciencia a los bosques amazónicos datan de 1969,
cuando se instala en Jenaro Herrera el Proyecto de Asentamiento Rural Integral
financiado por la Cooperación Técnica Suiza (COTESU). Más adelante en 1983, el
Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana (IIAP) mediante convenio
con COTESU, asumió las investigaciones forestales en Jenaro Herrera, partiendo
de una evaluación de las plantaciones existentes y formulando un plan de
intervención silvícola.
Para conocer
la importancia de la silvicultura en nuestro país, no debemos olvidarnos que el
Perú existen 73 millones de hectáreas de bosques naturales que:
- Protegen
nuestros suelos del impacto directo de la lluvia, evitando y derrumbamientos.
- Regulan
el clima y aseguran el agua que necesitamos.
- Regulan
el ciclo del agua, el clima y contribuyen positivamente al balance de los
gases atmosféricos.
- Son bancos
mundiales de diversidad biológica y genética.
- Nos dan
de comer y curan nuestras enfermedades, y que además atrapan el carbono que
producimos los hombres contaminamos la atmósfera.
- Su madera, sus frutos y sus usos medicinales nos dan dinero, y su beneficio que aumenta si tenemos en cuenta su creciente papel en el turismo y otras actividades económicas del país.
Según el
Ministerio de Ambiente, en el Perú, los bosques en el Perú pueden clasificarse:
-
Bosques
de Selva Baja en nuestra Amazonía Suroriental, que se ubican en la llanura
aluvial amazónica, por debajo de los 800 msnm, y sus árboles pueden superar los
40 metros de altura. En ellos encontramos árboles como el copal, el machimango,
la cumala y la palmera; plantas como la orquídea, la bromelia, la liana y el
helecho; y animales como el otorongo, el ronsoco, el mono choro y la boa.
-
Bosques
de Selva Baja en las cercanías del río Napo, que se ubican en el norte del
río Amazonas, por debajo de los 400 msnm. En ellos predominan árboles como la
palmera y el helecho, y animales como el tigrillo, el mono araña, el majáz, la
serpiente shushupe y el tucán. Constituyen uno de los espacios más diversos en
número de especies del mundo.
-
Bosques
de Selva Baja en la Naciente del río Amazonas, que se ubican en las áreas
inundables de la llanura aluvial amazónica. En ellos encontramos grandes
extensiones de aguajales y zonas pantanosas con gran presencia de cochas, y
especies animales como la boa, la rana arbórea, la anguila eléctrica, la garza
y el guacamayo.
-
Bosques
de Selva Baja que acompañan al río Amazonas en su trayecto hacia Brasil,
que se ubican en el territorio comprendido entre la confluencia de los ríos
Napo y Amazonas y la frontera con Colombia. En ellos encontramos árboles de madera
valiosa como el tornillo y el shihuahuaco; plantas alimenticias nativas como el
aguaje y el pijuayo; y una gran variedad de especies de plantas de uso
medicinal tradicional con un gran potencial económico.
-
Bosques
de Selva Alta en su emplazamiento más bajo, que se ubican en las colinas bajas
de la llanura aluvial amazónica, por debajo de los 1000 msnm. En ellos
encontramos árboles como la caoba y el cedro, de madera muy apreciada en el
mercado internacional, y una amplia diversidad de plantas medicinales como la
uña de gato y la sangre de grado.
-
Bosques
de las Yungas Peruanas, que se ubican en los flancos andinos orientales, entre
los 1500 y los 3000 msnm. En ellos encontramos árboles como el ulcumano, el aliso
y el nogal; y animales como el oso de anteojos, el puma, el choro de cola
amarilla y el vistoso gallito de las rocas.
-
Bosques
de Montaña que miran al Pacífico, que se ubican en el extremo norte de la
Cordillera Occidental de los Andes, en relieves montañosos sitos entre los 1800
y los 3800 msnm. En ellos destaca la presencia de coníferas nativas de fina
madera como el romerillo y nuestro árbol nacional, la quina o cascarilla, de
corteza medicinal.
-
Bosques
Secos del río Marañón, sus 372 915 hectáreas se extienden a lo largo de la
cuenca del principal afluente del Amazonas, entre los 600 y los 1200 msnm. En
ellos encontramos especies de ceiba y cactáceas arbóreas con llamativas flores;
y animales como el zorro andino, el puma, el perico, el zorzal del Marañón, el
gorrión inca y el colibrí.
-
Bosques
Altoandinos, que se ubican por encima de los 3500 msnm y en ellos se
observan bosques de quinual, que sobreviven en las laderas protegidas del
viento helado y pueden llegar a crecer hasta a los 5000 msnm.
-
Bosques
Interandinos, que se ubican a una altitud que oscila entre los 2000 y los
4000 msnm. En ellos encontramos árboles como el quishuar, el pisonay, la tara,
el molle y el chachacomo.
-
Bosques
Secos de la Costa Norte, que se ubican en relieves planos de la costa o en
pendientes suaves de los Andes occidentales. En ellos predominan árboles como
el algarrobo, el huarango, el palo santo, el hualtaco y la jacarandá; y
animales como el zorro andino, el gato de las pampas, el gavilán, el
carpinterito, el canastero y el cortarrama.
[i] La fijación de carbono es
la conversión de carbono inorgánico (en forma de dióxido de carbono) en
compuestos orgánicos realizada por los organismos vivos. El ejemplo más
importante de fijación de carbono tiene lugar en la fotosíntesis durante la
fase oscura. Los organismos que crecen fijando carbono se denominan autótrofos.
[ii] La
edafología (del griego edafos,
"suelos" y logía,
"estudio", "tratado") es una rama de la ciencia que estudia
la composición y naturaleza del suelo en su relación con las plantas y el
entorno que le rodea. Dentro de la edafología aparecen varias ramas teóricas y
aplicadas que se relacionan en especial con la física, la química y la
biología.
[iii] La
dendrología es la rama de la botánica que se ocupa del estudio de las plantas
leñosas, principalmente árboles y arbustos. Se centra sobre todo en las
especies de importancia económica, examinándolas desde el punto de vista
sistemático y fitogeográfico, pero también en los aspectos anatómicos y fisiológicos,
en relación con el crecimiento del tronco, la producción de madera, y aspectos
ecológicos de su crecimiento.
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